Abarth 695 Biposto



Un minuto después de conocer su lanzamiento, ya quería hacer la prueba del Abarth Biposto, ya quería probarlo. Cada cierto tiempo la industria del automóvil pierde la lógica y nos ofrece productos tan alucinantes y locos como lo es este pequeño escorpión. Es brutal en todos los sentidos. Sobre el papel, los datos son abrumadores: menos de una tonelada de peso, casi 200 CV de potencia y un precio que, con todos los extras incluidos, podría estar a la altura de lo que te costaría un Ferrari 360 Modena de segunda mano... y sin duda quizá merece estar dentro de los coches de segunda mano que debes comprar. El caso es que pagar hasta 70.000 euros (base son 40.000) por un Abarth 500 no está al alcance de todo el mundo y a priori puede parecer una locura. Quizás a posteriori también lo sea... 

No es la primera vez que me monto en los Baquets que Sabelt proporciona a Abarth: son duros pero no resultan tremendamente incómodos y agarran el cuerpo realmente bien. Los arneses de cuatro puntos son un accesorio de esos que ‘molan’ pero a su vez con una nula practicidad en el día a día: eso sí, si piensas entrar con el Biposto en circuito te serán tremendamente útiles. Estos forman parte del ‘kit pista’, que cuesta 5.500 euros, y que también incluye el registrador de datos AIM MXL2, una herramienta que marca tus vueltas rápida en circuito con total precisión gracias al GPS.La primera vez que veo el Abarth Biposto de la prueba en el garaje de la redacción mis ojos aumentan su diámetro considerablemente. Su aspecto es realmente interesante y deja entrever el potencia que esconde en sus entrañas. El nuevo paragolpes frontal, terminado gran parte en fibra de carbono, las llantas OZ Ultraleggera, la pintura gris mate, los pasos de rueda traseros ligeramente ensanchados y una suspensión tirada al suelo conforman un conjunto muy racing. Abrir la puerta del conductor te traslada al pit-lane de cualquier circuito: la atmósfera poco o nada difiere de un coche de competición. No hay radio, no hay aire acondicionado, las ventanillas son de policarbonato y se abren mediante una pequeña ventanilla: lo malo es que también se pueden abrir desde fuera con demasiada facilidad, realmente interesante para los 'malos'.
Arranco el Abarth 695 Biposto para empezar la prueba y los nuevos escapes obra de Akrapovic provocan que el pequeño motor T-Jet de 1.4 litros truene como si no hubiese un mañana. La caja de cambios ‘DOG RING’ que equipa es posiblemente una de las cosas más alucinantes que he podido probar durante los últimos años. Es una caja exigente fabricada por Bacci Romano, pero cuando te acostumbres a ella ya no querrás saber nada más ni de cajas manuales ni de dobles embrague ni de nada. Es como una de competición, pero con todas las ventajas de las de calle, entre otras cosas, engranajes helicoidales (sabes el motivo por el que la marcha atrás suena así? Está relacionado con esto), pero sin necesidad de sincronizadores, lo que te lleva a planearte cambiar 'a capón' a marchas superiores sin pisar el embrague... Para reducir, el punta-tacos lo considero indispensable. Y si tienes este coche, sabes de lo que hablo, ¿no? Por ahora, me concentro en hacer inserciones rápidas, que es como hay que utilizarla, pero siempre utilizando el embrague, que no estamos para hacerle pagar a Fiat la reparación caja por mal uso... Por cierto, me resulta curioso que tenga cinco marchas y no seis. Quizá la más larga sería mejor para rodar por la autopista de camino a tu circuito favorito, pero supongo que también supone más peso y tamaño...

Para la prueba del Biposto escojo un tramo de curvas revirado. El 695 es una gozada. Gira completamente plano; el motor ofrece 190 CV gracias al turbo que ahora sopla a mayor presión (son 10 más que el Abarth 595 Competizione), tiene un comportamiento más contundente en bajas y sube con una alegría voraz, especialmente a partir de 2.000 vueltas, apoyada en el estruendo de los escapes. En el interior el sonido entra de manera contundente y te sientes como en un coche de carreras. El autoblocante de discos tarado al 25% hace muy bien su trabajo y el eje delantero responde a cualquier toque de dirección, mientras que si ahuecas en medio de la curva, la trasera se insinuará permitiendo terminar de redondear la curva. Una tras otra, la sonrisa cada vez es más grande.
Paro para descansar. Puede que no lo creas, pero hacer una prueba del Abarth 695 Biposto es una tarea cansada (pero adictiva; no quiero devolverlo nunca). Este coche te emociona y eso es algo que pocos coches consiguen a día de hoy. Debes dejar de pensar en el Biposto como un Fiat 500. Es un coche nacido clásico, con un comportamiento espectacular, un precio prohibitivo y una producción escasa. Mi ejemplar de pruebas cuesta más de 70.000 euros. Seguramente sea un exceso, pero no me cabe duda que dentro de algunas décadas podré decir a mis nietos que yo conduje este coche.

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