Chevrolet Orlando
El Chevrolet Orlando es un monovolumen de siete plazas, dos delante, tres en medio y dos detrás. Se puede elegir con un motor de gasolina de 141 CV y dos Diesel de 131 ó 163 CV de potencia. Estos motores están disponibles en otros modelos de General Motors.
El precio de la versión menos costosa de gasolina es 20.030 €, mientras que el precio de partida para los Diesel es de 21.150 €. Cuando Chevrolet comience la comercialización de este modelo a finales de 2010, incluirá un descuento promocional que podría estar en torno a 1.000 € sobre el precio señalado. No puede llevar algunos elementos de equipamiento que están disponibles en la mayor parte de sus rivales, como por ejemplo, faros de xenón.
Destaca frente a la competencia por su bajo precio. Por longitud (4,65 m) es muy parecido a un Renault Espace, mientras que su precio es inferior al de modelos más pequeños, como un Renault Grand Scénic oCitroën Grand C4 Picasso. Estos dos últimos modelos, con un motor Diesel de unos 130 CV, son entre 2.000 y 3.000 € más costosos que el Chevrolet Orlando.
Esta diferencia de precio se nota en que el Orlando no tiene materiales de recubrimiento de gran calidad, ni las posibilidades de la configuración del interior que suelen ser habituales en este tipo de coches.
La segunda fila no tiene tres asientos individuales y la plaza central es como la de un turismo normal: su banqueta es estrecha y tiene un relleno duro de espuma que recoge muy poco el cuerpo. Aunque esta plaza no sea buena, tres ocupantes pueden viajar no muy apretados porque la carrocería es más bien ancha. El peor dato en esta fila es el espacio para las piernas (en sentido longitudinal), pequeño para un monovolúmen de la longitud del Orlando. No es posible mover sobre un carril esta fila de asientos para modificar el espacio para las piernas.
La tercera fila me parece aceptable para personas de hasta unos 1,80 m de longitud, siempre para distancias cortas o desplazamientos de hasta una hora más o menos. Según nuestras mediciones, desde la banqueta de cada asiento hasta el techo hay 90 cm de altura libre, que es un dato bueno. Esta distancia es posible no porque la carrocería sea muy alta (más bien al contrario, mide 1,63 m más bien poco para un monovolumen), sino porque esas banquetas van colocadas muy cerca del suelo, lo que obliga a los ocupantes a llevar las rodillas muy elevadas, casi a la altura del pecho.
El acceso a la tercera fila es bueno porque los asientos anteriores se abaten con gran facilidad, poco esfuerzo (su movimiento está asistido por un resorte) y dejan un sitio de paso muy grande.
Tanto la segunda como la tercera fila se pueden abatir hasta formar una superficie plana de carga. No es posible sacar ninguna plaza del interior del coche, a diferencia de lo que ocurre con alguno de sus rivales (como el Volkswagen Touran, el Citroën Grand C4 Picasso o el Renault Grand Scénic).
Cuando se usan cinco plazas (las de las dos primeras filas), el maletero tiene más bien poco volumen (458 l) dadas las dimensiones del Orlando. Es así de pequeño porque tiene muy poca altura desde su piso hasta la cortinilla que lo cubre. Naturalmente esta cortinilla se puede retirar y, así, cargar objetos hasta el techo, aunque en este coche no parece una alternativa muy segura porque no hay ningún sitio previsto para colocar cortinillas verticales que separen a los ocupantes de la carga.
Con siete plazas el maletero que queda es extremadamente pequeño; se puede colocar alguna mochila o bolsa blanda, pero no creo que entre una maleta dura de las que se pueden subir a la cabina de un avión.
El precio de la versión menos costosa de gasolina es 20.030 €, mientras que el precio de partida para los Diesel es de 21.150 €. Cuando Chevrolet comience la comercialización de este modelo a finales de 2010, incluirá un descuento promocional que podría estar en torno a 1.000 € sobre el precio señalado. No puede llevar algunos elementos de equipamiento que están disponibles en la mayor parte de sus rivales, como por ejemplo, faros de xenón.
Destaca frente a la competencia por su bajo precio. Por longitud (4,65 m) es muy parecido a un Renault Espace, mientras que su precio es inferior al de modelos más pequeños, como un Renault Grand Scénic oCitroën Grand C4 Picasso. Estos dos últimos modelos, con un motor Diesel de unos 130 CV, son entre 2.000 y 3.000 € más costosos que el Chevrolet Orlando.
Esta diferencia de precio se nota en que el Orlando no tiene materiales de recubrimiento de gran calidad, ni las posibilidades de la configuración del interior que suelen ser habituales en este tipo de coches.
La segunda fila no tiene tres asientos individuales y la plaza central es como la de un turismo normal: su banqueta es estrecha y tiene un relleno duro de espuma que recoge muy poco el cuerpo. Aunque esta plaza no sea buena, tres ocupantes pueden viajar no muy apretados porque la carrocería es más bien ancha. El peor dato en esta fila es el espacio para las piernas (en sentido longitudinal), pequeño para un monovolúmen de la longitud del Orlando. No es posible mover sobre un carril esta fila de asientos para modificar el espacio para las piernas.
La tercera fila me parece aceptable para personas de hasta unos 1,80 m de longitud, siempre para distancias cortas o desplazamientos de hasta una hora más o menos. Según nuestras mediciones, desde la banqueta de cada asiento hasta el techo hay 90 cm de altura libre, que es un dato bueno. Esta distancia es posible no porque la carrocería sea muy alta (más bien al contrario, mide 1,63 m más bien poco para un monovolumen), sino porque esas banquetas van colocadas muy cerca del suelo, lo que obliga a los ocupantes a llevar las rodillas muy elevadas, casi a la altura del pecho.
El acceso a la tercera fila es bueno porque los asientos anteriores se abaten con gran facilidad, poco esfuerzo (su movimiento está asistido por un resorte) y dejan un sitio de paso muy grande.
Tanto la segunda como la tercera fila se pueden abatir hasta formar una superficie plana de carga. No es posible sacar ninguna plaza del interior del coche, a diferencia de lo que ocurre con alguno de sus rivales (como el Volkswagen Touran, el Citroën Grand C4 Picasso o el Renault Grand Scénic).
Cuando se usan cinco plazas (las de las dos primeras filas), el maletero tiene más bien poco volumen (458 l) dadas las dimensiones del Orlando. Es así de pequeño porque tiene muy poca altura desde su piso hasta la cortinilla que lo cubre. Naturalmente esta cortinilla se puede retirar y, así, cargar objetos hasta el techo, aunque en este coche no parece una alternativa muy segura porque no hay ningún sitio previsto para colocar cortinillas verticales que separen a los ocupantes de la carga.
Con siete plazas el maletero que queda es extremadamente pequeño; se puede colocar alguna mochila o bolsa blanda, pero no creo que entre una maleta dura de las que se pueden subir a la cabina de un avión.
Conducción
He tenido oportunidad de conducir el Orlando con el motor Diesel de 163 CV y cambio de marchas manual. Lo mejor de esta versión es que tiene buena respuesta al acelerador y un funcionamiento suave y silencioso. Aunque no me ha dado la sensación de dar un empuje muy grande, tiene la potencia suficiente para viajar con soltura aunque las condiciones no sean favorables. Los dos motores Diesel disponibles para el Orlando, de 131 y 163 CV, son estructuralmente el mismo aunque con algún cambio para que den potencias distintas. No son los que lleva el Chevrolet Cruze.
El modelo de gasolina de 141 CV (este motor también lo lleva el Chevrolet Cruze y el Opel Insignia) no parece una alternativa muy interesante dada la poca diferencia de precio que tiene respecto al Diesel menos potente. Tampoco me ha parecido una versión muy deseable porque es más ruidoso que el de Diesel (salvo al ralentí y cuando se circula muy poca velocidad) y para que de buen empuje hay que llevar el motor muy alto de régimen. Con el Diesel se circula al mismo ritmo con menor preocupación por el cambio de marchas.
El Chevrolet Orlando tiene una suspensión un poco dura y seca, que es poco frecuente en vehículos de este tipo que suelen llevar una blanda que aísla bien a los ocupantes del estado del piso. Esta sensación la he tenido tanto en una unidad con llanta de 16” y neumáticos de perfil grande como en una de 17” con neumáticos con un flanco más corto.
Este modelo comparte elementos mecánicos con en el Chevrolet Cruze. El prototipo Chevrolet Orlando Concept mostró algunas de las líneas que tendría el modelo definitivo.
He tenido oportunidad de conducir el Orlando con el motor Diesel de 163 CV y cambio de marchas manual. Lo mejor de esta versión es que tiene buena respuesta al acelerador y un funcionamiento suave y silencioso. Aunque no me ha dado la sensación de dar un empuje muy grande, tiene la potencia suficiente para viajar con soltura aunque las condiciones no sean favorables. Los dos motores Diesel disponibles para el Orlando, de 131 y 163 CV, son estructuralmente el mismo aunque con algún cambio para que den potencias distintas. No son los que lleva el Chevrolet Cruze.
El modelo de gasolina de 141 CV (este motor también lo lleva el Chevrolet Cruze y el Opel Insignia) no parece una alternativa muy interesante dada la poca diferencia de precio que tiene respecto al Diesel menos potente. Tampoco me ha parecido una versión muy deseable porque es más ruidoso que el de Diesel (salvo al ralentí y cuando se circula muy poca velocidad) y para que de buen empuje hay que llevar el motor muy alto de régimen. Con el Diesel se circula al mismo ritmo con menor preocupación por el cambio de marchas.
El Chevrolet Orlando tiene una suspensión un poco dura y seca, que es poco frecuente en vehículos de este tipo que suelen llevar una blanda que aísla bien a los ocupantes del estado del piso. Esta sensación la he tenido tanto en una unidad con llanta de 16” y neumáticos de perfil grande como en una de 17” con neumáticos con un flanco más corto.
Este modelo comparte elementos mecánicos con en el Chevrolet Cruze. El prototipo Chevrolet Orlando Concept mostró algunas de las líneas que tendría el modelo definitivo.
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